jueves, 7 de enero de 2021

Propósitos por amor.

 




Que el cuidado de nuestro cuerpo, mente y espíritu NO sea por otra cosa más, que por AMOR a DIOS.


Frecuentemente al iniciar el año muchas personas realizan propósitos específicos para de alguna manera mejorar en los aspectos que cada uno considera debe hacerlo. Dentro de estos objetivos los más comunes son el “bajar de peso” y “hacer ejercicio”, se realizan dietas específicas y en muchas ocasiones se adquiere una membresía para un gimnasio. Sin embargo, para muchos de quienes inician el año con esos propósitos, no es la primera vez que lo hacen y, sin embargo, este objetivo continúa.

Recientemente en meditación, pude entender como ELEVAR esos y otros propósitos para que sean herramienta para un bien mayor y esto es realizar dicho propósito por AMOR y en el AMOR.

Es decir; aun y cuando se establece que el cuidar lo que se come y hacer ejercicio sea genuinamente por salud o por vernos bien, estos dos objetivos pueden ser coronados, desde mi punto de vista por uno mayor y es el AMOR a Dios y a su Palabra, que es mayor que el amor que podamos tener por nosotros mismos.

¿Cómo es esto? Bueno para nosotros los Cristianos tanto la vida, los recursos y el cuerpo son temporales y son prestados por Dios para su cuidado. En este sentido; el cuerpo al ser temporal y prestado por Dios, es importante cuidarlo por amor a Él y a su Evangelio. Sin embargo, este amor debe ser revelado de manera personal, es decir; de alguna manera cada uno de nosotros debe percibir, que Dios le está pidiendo cuidar del cuerpo y la salud en respuesta a su amor por nosotros. Esto se hace más perceptible en la medida en la que más apegados estemos a el mediante la oración, lectura de su palabra y los sacramentos.

Ejemplo; si uno de mis amigos me pide cuidar a sus hijos por “X” cantidad de tiempo. Yo automáticamente haré lo mejor que pueda para cuidar de ellos, por respeto a él y hasta cierto punto un temor de que algo negativo les pudiera pasar. Bueno en este sentido, yo (o tú) al ser hijo de Dios; Él mismo me deja este cuerpo al cuidado mío y dado que Él tiene un amor infinito por mí, mayor al de un padre terrenal puede tener a su hijo. ¿no debería hacer lo mismo que con los hijos de mis amigos? Es decir; cuidar de mí (en todos los aspectos).

Estos cuidados necesariamente deben ser revelados por Dios, de manera personal y nosotros actuar en consecuencia, humildemente. Ya que, al estar constituidos por CUERPO, MENTE y ESPIRITU los cuidados que se deben de observar, trascienden al alimento y el ejercicio, y, se pueden extender a cualquiera que sea el propósito que hayamos establecido que también previamente los encomendamos a Dios.

Utilizando la referencia de inicio de este texto (bajar de peso y ejercicio), incluso la reflexión de cada momento durante el día cambia, no es lo mismo decir o pensar;

“me quiero comer esto o aquello que sé no es bueno para el cuerpo, pero se me antoja mucho, más no lo haré porque me faltan “X” kilos o porque no es sano”.

Que decir o pensar;

“me quiero comer esto o aquello que sé no es bueno para el cuerpo, pero porque TE AMO SEÑOR y AMO lo que me has prestado no lo haré”.

Esta segunda frase, además tiene una carga espiritual, la cual puede ser incluso hasta cierto punto reconfortante emocionalmente.

Por último, me gustaría retomar el aspecto de la humildad al actuar en respuesta al amor de Dios revelado a nosotros para el cuidado de nuestro cuerpo. Al reconocer con humildad esto que Dios nos revela necesariamente, se debe de actuar con el mismo amor y caridad para con quienes aún no ven revelado este aspecto en sus vidas y observando que nuestros cuidados personales no sean piedra de tropiezo para nuestros hermanos a quienes Dios ama exactamente igual que a nosotros. Sino más, bien un área de edificación mutua, teniendo en claro que es Él, nuestro DIOS uno y trino, por el cual andamos. Y de ser posible acompañar al hermano para que crezca en el amor a Cristo mediante su palabra. Para que sea reflejado lo que dice Juan 13, 35. “En esto todos reconocerán que ustedes son mis discípulos: en el amor que se tengan los unos a los otros”.

Dios te bendiga.

Un Laico Como Tú.

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