martes, 31 de agosto de 2021

Los hombres no lloran

 




Se dice: "Los hombres no lloran"*.

Pero, no es que los hombres no lloren, sino que el llanto es a los pies de Cristo. Un llanto que expresa el dolor humildemente reconocido en el yo cotidiano.


El yo cotidiano esta constituido de todas sus emociones y experiencias de vida, desde las más sencillas y vanales hasta las complejas y profundas, aquellas que nos interpelan profundamente. El reconocerlo es precisamente ponerle nombre a cada emoción y expresarla principalmente a los pies de Cristo en oración, en una oración tan profunda como la de Jesús en el huerto de los olivos (Lc 22,42) o la de Pablo (2 Co. 3,8) cuando decía “tres veces te he pedido que apartes de mi esta espina…”. Después, expresarlas a otro ser humano, que puede ser un amigo, un sacerdote o un psicólogo. Lo importante es que esa expresión sea humildemente sincera.


Lloremos siguiendo el modelo de Cristo como verdadero hombre (aunque inseparable de la divinidad). Jn 12,35.






*Podría decir, “se decía” pero aún se dice.


Rubén Espinoza





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